En mis primeros años de secundaria recuerdo que sonaba con mucho éxito una banda Argentina que se llamaban "Los Helicópteros", que además de cantar en su gran hit "Fabio Serpa tiene razón, hay marcianos entre la gente...", en otro de sus hits cantaban "radioactividad actividad radial". Es cierto que en esa época muchas bandas Argentinas no habrían tenido éxito, o no habrían tenido tanto tanto éxito si no fuera porque estábamos blindados a la cultura exterior.
El que no estaba blindado es el reactor Ruso, o en la actualidad lo que fue alguna vez Rusia, que hace de disparador para el tema central de esta película: Metamorphosen de Sebastien Mez.
Los niveles de radioactividad que se encuentran en la zona son muy altos, sobre todo muy cerca del río, y las aguas mismas del río están completamente contaminadas de radiación. El joven Alemán director de esta película se compromete con la causa y convive durante meses en las casas de los lugareños para poder ganar su confianza y conseguir filmarlos. Él asegura que muchos periodistas se acercan al lugar para entrevistarlos o hacer un informe sobre la causa, por lo cual ellos ya desconfían de las intenciones de cada uno que se acerca con una cámara y ya no quieren colaborar. "Para qué quieren seguir filmándonos si nunca hicieron nada por nosotros". Pero Sebastien Mez tiene una estrategia para poder conseguir su confianza, y para ello tendrá que aceptar que va a correr serios riesgos de contaminación.
El resultado de lo que consigue es el de alguien que sabe muy bien lo que hace y muy bien lo que quiere. Los principales aciertos del director son estéticos, y la verdad es que esta película no funcionaría sin esa enorme decisión.
La película funciona a la perfección como una serie fotográfica de museo. Cualquier fotógrafo que se dedica al retrato de temas sociales, o el mismísimo Richard Avedon tal vez, quizá no consiga una exposición tan buena como lo que consigue esta película. Es alquimia entre fotografía y cine. Esos enormes retratos en HDR y Blanco y Negro, adquieren una fuerza en la sala oscura que no hubieran conseguido en ninguna pared de museo.
Creo que de todas las ocasiones en las que he sentido que puede haber un puente entre estas 2 artes, ésta ha sido sin dudas la mas lograda. Sobre todo porque Sebastien no se apoyó en ningún plantel de profesionales y técnicos para filmar esta película. Lo hizo él solo con una asistente. Así que su método de producción es igual al de cualquier fotógrafo de retrato social.
Una película imperdible para los amantes de las 2 artes.
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