
©meritxell soler. Muntanyes de la Patagonia.
ESPAÑOL__"Tira el arma", le gritaban los policías casi en el final, al director de la película que estábamos viendo y que, a su vez, estaba él filmando. Y es que el arma, muy mortífera, era una cámara de filmar. Una cámara de fotos, que también filma y que se puede usar en Hollywood, para ahorrarse unos cuantos miles de dólares en una superproducción. Filmando en un mundo de apariencias, dónde todo es falso. Dónde la ficción a veces supera la realidad, o la realidad es tan sólo mera ficción. Y es que Road to Nowhere nos relata de manera confusa, difusa, mareante, éste camino a la fama, que no lleva a ninguna parte como dice el título. Y eso que cuando salí el jueves de verla no había entendido mucho, pero salí con la sensación de haber visto una buena película. quizá el truco está en no querer entender, sinó percibir. Percibir un mundo inchado, difuso, distante, anhelado. El retrato entonces és vàlido, es desconcertante pero entendible. Aunque de tanto que la carretera nos conduce claramente a Muholland Drive de Lynch más que al Monte Hellman... que no hay más remedio que lyncharla.
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